martes, 20 de abril de 2010

Ese niño de ojos tristez [04/2010]

Había una vez un circo que hipnotizaba a todos con su elegancia de damita último modelo.

Un circo que emblemaba la nación de la tristeza, el condado de los cobardes, el municipio de los ciegos con venda caída, de lentes de culata.

El espectáculo era aburrido, lineal, repetitivo… escaso de colores, nulo de sabores.

Solo se permitía practicar determinados actos para los cuales todos habían sido finamente amaestrados. Si alguno quería levantar el pie para hablar, pues el mismo rodaría tajante con cuchilla afilada por sus mismos compañeros de función.

En aquella sala la luz era tenue… casi ínfima, costaba verse los rostros unos a otros y pocas veces se llegaba a conocer los rasgos reales de lo que integraban la función.

Alan no quería cumplir una vez mas su entupido papel… sentía que lo ridiculizaba, que ponía un tapón a sus sentidos. Ya no quería colocarse el gris bonete que lo igualaba al resto de todos los duendes que marchaban allí dentro.

Él soñaba con terminar su escalera alta, la mas alta que jamás hubiese visto, y era en aquel deseo donde reposaba su esperanza de elevarse sobre las rejas metalizadas que rodeaban la enorme carpa.

Para ello había estado guardando bajo los tablones del escenario los desechos de maderas rotas que eran basura luego del acto de fuerza bruta al finalizar cada función.

Mientras sumaba madera tras madera iba engrapándolas con las herramientas que tomaba por las noches del cajón del carpintero.

De esta forma Alan acariciaba con la punta de los dedos la acción concreta de abandonar aquel lugar.

Entre otras cosas…al tiempo que había comenzado esta secreta construcción, se daba el gusto de cambiar cada vez más, sin que pudiese ser notado, esa nota que no lo convencía en la introducción de la canción de cierre de función.

Cada vez faltaba menos… lo pensaba, lo sabia… en cuestión de días haría sonar todas las melodías que acumulaba su alma, seria fiel a todas las notas que le dictasen sus oídos… y por fin la escalera estaría terminada.

Mientras tanto se calzaba una vez más el gris bonete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario